Yo, como muchos otros aficionados a la música, estoy de luto por la muerte del pionero musical Lou Reed. Desde The Velvet Underground, su trabajo en solitario y sus innumerables colaboraciones con otros músicos, Lou estuvo a la vanguardia de la innovación musical. Su influencia ha inspirado a muchos artistas y el 27 de octubre de 2013 gente tan diversa como Flea de Red Hot Chili Peppers hasta el Vaticano tomaron su Twitter y otras formas de medios sociales para expresar su dolor.
Recordando a Lou Reed
Quizá más conocido por su álbum de 1972 Transformer, Lou Reed llevaba en la música desde 1964, cuando tuvo un pequeño éxito con la canción paródica "The Ostrich". A partir de entonces fue el fundador de una de las bandas más influyentes de todos los tiempos, The Velvet Underground, y actuó y colaboró con artistas como David Bowie y Metallica. Su música es intemporal y, aunque él ya no esté, vivirá para siempre y seguirá inspirando a los aficionados de todas las edades.
A veces, un artista o un grupo se te queda grabado. Yo asocio la música con recuerdos y sentimientos más que la mayoría de la gente. En este caso, asocio "The Velvet Underground & Nico", el debut de The Velvet Underground en 1967, con una época muy difícil de mi vida hace tres años.
Domingo por la mañana, alabado sea el amanecer
Conocí a Brian (nombre real no revelado por respeto a su familia y amigos, por si alguna vez leen esto) cuando estaba en segundo curso en la universidad y me encapriché de él casi de inmediato. Tenía tal sentido del estilo en lo que respecta a la música que me enganchó al instante. La primera vez que fui a su apartamento, nos pasamos casi toda la noche hablando de lo que nos gustaba de una canción y de nuestros artistas favoritos. Por aquel entonces yo escuchaba mucho a The Decemberists y Rilo Kiley, y me costaba mucho meterme en la onda de un artista o grupo nuevo. Él sabía que yo estudiaba historia del arte y se sorprendió mucho al descubrir que no era fan de Andy Warhol. Después de explicarle mis motivos, sacó su biblioteca de música y me dijo: "Espera a escuchar esto... al menos puede que respetes este aspecto de su obra".
Lo que oí fue algo que me sonaba tan familiar, pero tan diferente de la música de los años sesenta. Desde las primeras notas de la Celesta hasta el breve solo de guitarra, "Sunday Morning" era tan hermosa que me enganchó al instante. Mirando atrás, puedo decir que me había enamorado de Brian en ese mismo momento y todo con la banda sonora de The Velvet Underground. Me obsesioné con todo lo de la VU. Empecé a leer sobre Nico y su tumultuosa relación con Reed y John Cale. Intenté por todos los medios aprenderme las canciones a la guitarra, pero nunca sonaban tan crudas como en aquellas grabaciones. Brian y yo incluso decidimos que "nuestra canción" sería "I'll Be Your Mirror" y cada vez que sonaba, nos cogíamos de la mano y disfrutábamos de la belleza de estar enamorados y de respirar a la banda como si fuera aire fresco.
Acabé comprando el álbum en vinilo y me debatí entre quedármelo para mí o dárselo a Brian como regalo de Navidad. Acabé regalándoselo, envolviéndolo en recortes de los grabados de Marilyn Monroe de Andy Warhol y escribiendo: "Sigo odiando a Warhol". En una pequeña nota adjunta. Le encantó y lo escuchamos en su tocadiscos la siguiente vez que estuve en casa. En retrospectiva, debería habérmelo quedado para mí y, a día de hoy, sigo sin tener mi propia copia.
Domingo por la mañana, y estoy cayendo
Brian me dejó en julio de 2010. Creo que nunca he llorado tanto en mi vida y, en aquel momento, le consideraba la persona más importante que había conocido. Gracias a su introducción a la VU, también empecé a escuchar a muchos otros artistas como Iggy Pop y David Bowie, entre otros. Durante mucho tiempo dejé de escuchar a la banda. Fue doloroso, sobre todo porque cada canción la podía relacionar con un recuerdo de Brian.
Tres años más tarde, después de no saber nada de él, me enteré por Internet de que Brian había fallecido. De hecho, había fallecido el año anterior. Aunque había encontrado un nuevo novio, que es el amor de mi vida, sentí que una parte de mí había muerto. Por extraño que parezca, acababa de comprar una copia remasterizada (en CD, todavía no la tengo en vinilo) del álbum que Brian me había enseñado a amar tanto y, durante un mes seguido, fue lo único que escuché. Me reconfortó mucho en un momento de dolor y empecé a reencontrarme con todo lo relacionado con VU. También añadí una rara grabación en directo de VU (post-Nico) en vinilo a mi creciente colección. Lou Reed y The Velvet Underground me dieron más esperanza y felicidad que cualquier terapeuta.
Cuando me enteré de que Lou había muerto, en cierto modo, fue como volver a perder a Brian. Su música era tan hermosa y única. Literalmente personificaba lo "guay" y cualquier músico que diga que no se ha visto influido al menos un poco por su obra es un asqueroso mentiroso. No creo en la vida después de la muerte, pero espero que si existe el cielo, Lou Reed esté allí con Nico y su otro compañero de banda, Sterling Morrison, tocando un temazo de la Velvet Underground.
Dé un paseo por el lado salvaje, Sr. Reed.
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